El Acogimiento Familiar establece una relación vincular entre los niños y los adultos. Sin ser una relación de filiación, tiene mucho de esta, en tanto que el adulto se hace responsable en términos amplios: tanto de los aspectos prácticos del cuidado básico (alimentación, vivienda, educación etc.) como de los aspectos emocionales de la relación (otorgar una base segura, apego afectivo, contención etc.).
En el marco de la Ley 13.298 del Sistema de Promoción y Protección de los Derechos del Niño, la participación de la comunidad es una herramienta fundamental para garantizar la satisfacción de los mismos.
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